Charles Robert Darwin nació en Sherewsbury el 12 de febrero de 1809. Fue el segundo hijo varón de Robert Waring Darwin, médico de fama en la localidad, y de Susannah Wedgwood, hija de un célebre ceramista del Staffordshire, Josiah Wedgwood, promotor de la construcción de un canal para unir la región con las costas y miembro de la Royal Society. En octubre de 1825 Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina por decisión de su padre.
EXPEDICIÓN DEL HMS BEAGLE
En
1831, un joven Charles Darwin
de 22 años se enroló en la expedición
del HMS Beagle
porque el capitán Robert Fitz Roy consideraba útil contar con un
geólogo en su expedición.
Este
archipiélago situado en el océano Pacífico, a 972 km de las costas
ecuatorianas, está formado por 19 islas. En su recorrido por las
islas Floreana, Isabela, Santiago y San Cristóbal, el científico
inglés se dio cuenta de que las diferentes especies de pinzón
presentaban rasgos diferentes según su hábitat o sus costumbres,
hecho que relacionó con la adaptación de la especie a las
condiciones de su medio y la teoría de la evolución que expuso en
su obra El origen de las especies,
publicada en 1859.
EL IMPACTO DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN.
Esta teoría significó un nuevo
enfoque en el análisis de la actividad mental y de las emociones
humanas.
Darwin destacó que las especies
animales no son constantes, sino variables, y creó un puente para
salvar el abismo entre el animal y el hombre, al relacionar el
comportamiento humano con la evolución de los organismos.
La hipótesis darwinista influyó en
el desarrollo de la psicología evolutiva, en el estudio de la
motivación y en el análisis de las diferencias individuales.
Una de las consecuencias más inesperadas del terremoto que causó en 1859 la publicación de El origen de las especies –el libro más famoso e influyente del biólogo inglés Charles Darwin, en el que expone la teoría de la evolución– fue que el rostro de Darwin, un hombre tímido y sobrio, se volvió muy conocido. Y ello sobre todo por las numerosas caricaturas publicadas en la prensa del científico, que solían presentarlo con cuerpo de simio para ridiculizar la teoría "del hombre y el mono": las más célebres aparecieron en las revistas Hornet Magazine (1871), Vanity Fair (1871), La Petite Lune (1880) y Punch (1882).
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